Cuando Valentina Nappi terminó el entrenamiento y se bajó del ring para dirigirse a los vestuarios, se dio cuenta de que estaba rodeada de hombres y, por tanto, de pollas negras. Pero lejos de sentirse incómoda, para ella fue un verdadero placer sentirse deseada por tantos chicos. Tanto fue así, que antes de irse a la ducha se divirtió con ellos haciendo un bukkake en la que acabó con corridas por todo su cuerpo y su cara.